José Atanasio Guerrero

Debió de haber nacido a inicios del siglo XIX, probablemente antes de 1805, pues en 1822 se le ordena presentarse ante el Comandante Militar de León; este dato nos hace suponer que formó parte de alguna fuerza paramilitar al finalizar la etapa colonial, durante la Revolución de Independencia.

Contrajo matrimonio con doña Sebastiana Ramírez y por lo menos tuvieron dos hijos: Julián y Juan de Dios. Julián otorgó su testamento en León el 19 de agosto de 1861, y dice que se hallaba puesto en capilla por disposición del Supremo Gobierno “en virtud de haber capitaneado una fuerza contra sus instituciones”.

El cronista José María Murillo describe a don Atanasio como un hombre “de carácter enérgico como su talla de atleta y nada transigente con otra cosa que no fuera el deber... oriundo de la inmediata hacienda de la Sarteneja, que administraba en propiedad...” Afirma también que era de ánimo varonil y harto religioso.

En el año de 1838 ocupó por primera vez el cargo de Alcalde Único Constitucional, empleo en el que sería reelecto varias ocasiones. De este primer periodo de don Atanasio se puede datar la construcción de la Casa de las Recogidas, Cárcel y Casas Consistoriales, concluida ésta última en 1841. Preocupado por la seguridad de su pueblo, en el mismo año don Atanasio presentó un presupuesto para la reparación de los fusiles, pidiendo su aprobación.

En 1841 vuelve a ser electo autoridad francorrinconesa. El 26 de octubre de este año prestó juramento a las Bases Constitucionales aprobadas en Tacubaya por el Ejército Regenerador, que dieron fin al movimiento armado de Mariano Paredes Arrillaga y Antonio López de Santa-Anna contra Anastasio Bustamante.

Se preocupó asimismo porque los establecimientos educativos de su pueblo estuvieran dotados de los útiles necesarios e incluso hace un préstamo al maestro de primeras letras, ante la falta de pago de su sueldo, debido a las penurias del erario local. Fue un hombre visionario, pues propuso la exención de impuestos al comercio para activar este giro, razón por la cual fue reprendido por las autoridades leonesas, de las que dependía San Francisco en esa época, provocando la renuncia de don Atanasio a su cargo. Las consejas populares le atribuyen haber arraigado el comercio en esta población, mediante el artificio de la conocida leyenda de la quema de las brujas, hecho no comprobado documentalmente.

En 1843 accede nuevamente al cargo de Alcalde Único Municipal pero probablemente por poco tiempo, al surgir malos entendidos con el Ayuntamiento de León. En 1844 se encontraba a cargo de la Hacienda de San Cristóbal. Es probable que en 1848 haya servido nuevamente el empleo de Alcalde Municipal, pues solicita al Alcalde 1º de León la devolución de un exhorto; de no ostentar un cargo público creemos no tendría lugar esta petición. En 1849 don Atanasio mandó hacer unas lanzas con lo que contribuyeron en aquella época los dragones; las lanzas no tenían astas y eran chicas, corrientes y de dos filos. En 1850 nuevamente encontramos a don Atanasio desempeñándose como autoridad municipal y tal vez con algún cargo dentro de la milicia local.

En 1852 creó una milicia cívica llamados los yedras por lo raro de su uniforme, al frente de la cual reclamó la devolución de los archivos francorrinconeses, sustraídos arbitrariamente por las autoridades de Purísima. Estas acciones y el hecho de haber arraigado el comercio en San Francisco, provocó el resentimiento de los de Purísima, al sofocar los primeros brotes de la chinaca en aquel lugar. Don Atanasio fue aprehendido por Florentino Guerrero y conducido a Numarán, Michoacán, donde fue muerto y decapitado el día 2 de enero de 1854.

Don José María Murillo comenta así este suceso: “Así murió el incomparable alcalde, fundador del comercio local e iniciador de la autonomía territorial. En su casa que ya en la actualidad [1907] aparece restaurada por la calle que lleva su nombre, debería aparecer un monumento que resistiera al tiempo y respondiera más a la heráldica”. Se infiere de lo anterior, que su casa estuvo ubicada en la hoy calle Francisco Orozco Muñoz, lado sur del templo parroquial.

En 1855 Miguel María Echeagaray puso en libertad a Antonio Murillo, José María Martínez, Gabino Trujillo, Luciano Ramírez, Sacramento Ríos, Rosalino Chávez, Pedro Felipe y Antonio Montes, quienes se hallaban presos en la ciudad de Guanajuato, por haber sido implicados en la causa que se instruyó en averiguación de los actores de la muerte de don Atanasio Guerrero, Comandante de los pueblos del Rincón.

Pólitico
  • San Francisco del Rincón